MESSI, TRAS LAS HUELLAS DE MARADONA

Messi se zampó anoche al Chelsea él solito. Primero desquició a Del Horno (¡vaya fichaje Mourinho. Que el destino nos libre de que Luis le lleve al Mundial!) y luego al Chelsea entero en un partido memorable que le encumbra entre los grandes de Europa esta temporada.
No me gusta exagerar con esto porque luego dicen que somos los periodistas los que les subimos a los futbolistas y luego les dejamos caer. He esperado cinco meses para hablar de Messi y ya me ha convencido. Es más, me ha enamorado. Eso si es un fichaje, Florentino. Compararle con Robinho es un pecado a día de hoy. Casi tan capital como comparar al Barça con el Madrid. ¡Qué diferencia de martes a miércoles! Da gusto ver al Barça y eso que anoche le tuvieron que meter un gol y sacar a Larsson (tardó un mes en hacerlo Rijkaard) para decantar el partido. Luego se vió que no hay color entre el fútbol de kilates culé y lo de Mourinho (no se puede ni llamar fútbol a eso). Como siempre el portugués dice que la culpa la tiene el árbitro. Esta vez no se la puede endosar al empedrado, que por sus órdenes estaba tan impresentable que no sé como la UEFA lo permitió.
Pues bien señor Mourinho. Ese árbitro tan tremendo (y tan malo) de anoche en Londres no le pitó dos claros penaltis al Barça que hubiera dejado esto visto para sentencia. A usted señor Mourinho no hay por donde cogerlo. Vayasé a esparragar, prepotente.
Yo me quedo con Messi y con su enorme futuro. Ojalá llegue a la mitad de la mitad de lo que fue Maradona, porque tendremos la suerte de ser coetáneos a uno de los mejores.